Opinión: La ideología no es vivencia
X victoria aldunate
Ojo con el “amor romántico”… sí, claramente, ¡ojo!, que no
somos una unidad, ni una naranja en mitades, y que el “amor's” no lo puede
todo, ni lo acepta todo… O en realidad, no “deberíamos”, nosotras, enamoradas,
aceptarlo y aguantarlo todo… “Deberíamos” viene de “deber”, y el “deber” a
menudo mata al querer… Y es verdad que lo que “queremos” a veces esconde escasa
ética… Pero escapar de la imposición moral del “Deber” hacia el “postmo” hedonismo
– que se cree que inventó los sentimientos-, y luego volvernos al remitente
porque allá no había nada en realidad, en mi opinión, solamente nos atrapa otra
vez en la dicotomía racionalista y tan occidental de que “si no es lo uno,
entonces será lo otro”.
Hablemos de la vivencia sin concesiones ni mentiras:
Enamoradas, tantas veces aguantamos un rato, unos meses, unos años… y hasta
¡toda una vida!, y ya sabemos lo que pasa: la frustración, el aburrimiento, el
miedo, la muerte… Sólo lo constato para no transformarnos en las
hijas arribistas que desprecian a sus madres porque “aguantaron”. No somos
otras, mejores, más “modernas” y “liberadas”. También somos ellas, somos
nuestras madres. Tampoco nos separa una supuesta “liberación femenina” –a la
medida del Capital clasista, del racismo winka y del individualismo moderno- de
las mujeres que sí “aguantan” hoy, porque estoy segura que también somos ellas.
Lo único que creo que nos separa de las que viven violencia es, en realidad, la
soberbia, tan antiética como el machismo y la misoginia, y una ilusa ideación
de que “hemos avanzado”. Tal vez muchas han hecho avances individuales y han
logrado aquello que hoy llaman “movilidad social”, pero eso no es, ni por
asomo, transgredir el patriarcado.
Propongo ser radicales y descarnadas con nosotras mismas y
con las vísceras y las neuronas de los amores parejiles que nos circundan. No
mentirnos.
Por eso me aprovecho de este ambiguo decálogo de once puntos
(debajo de esta columna de opinión), que viaja por un mundo virtual que aplana
demasiado nuestras vidas reales, y le retruco: Y también ojo con trivializar y
superficializar las legítimas quejas y cuestionamientos que se relacionan con
las vivencias opresivas y por ende dolorosas de la heteronorma…
Ya sea la heteronorma en las parejas hetero o en las -a
falta de modelos- hetero lesbianas, o bien hetero homosexuales masculinas. Lo
digo porque tapar el sol con un dedo, no cambia la vivencia. Y creo que no es
un autoatentado ni un ataque decirlo. Lo vivencio más bien como un darse cuenta
de lo mucho que ignoramos cómo amarnos entre mujeres y cuánto la misoginia
también nos flagela –y hasta nos envuelve-.
…El “amor”, claramente no es mágico, eso muy cierto, pero
¿cómo negar su biología? Eso que pasa en tu cuerpo, tus hormonas, tu neuronas y su funcionar.
Es importante señalar que, probablemente, el
amor-enamoramiento puede construirse éticamente, y también creo necesario
reconocer que queremos un amor ético, pero no estamos seguras de cómo
construirlo, y la mayor parte del tiempo andamos a ciegas… (con tanta balada,
bolero, tango y reggeaton, en la retina y en el cuerpo).
El amor es social, político y también es Cultura. Se van
armando maneras de amar en nuestro íntimo desde los modelos y enseñanzas
perversas de la Iglesia, la Familia, la Publicidad. Y como no hay fenómeno sin
Historia, no es loco afirmar que muchas se rebelaron a los amores comprados,
por conveniencia, obligados, y fueron a dar al “romántico”. La mayor parte del
tiempo llevamos una majamama dentro con todo eso mezclado. Se vuelve tortuoso,
algo patético y a veces tan sórdido... Tantas veces no sé dónde terminan mis
sentimientos patriarcales de exclusividad y dónde comienzan mis necesidades
(¿sólo construidas –los construccionistas a veces me apestan a racionalismo
occidental-), de contención, lealtad… ¿Lealtad es incondicionalidad?, eso me
perturba, me lo pregunto a menudo y quedo sin respuestas.
Las vivencias del emocionar pueden servir para reflexionar
sobre el "enamoramiento” y el “amor", pero ¿por qué quienes
escribieron esta especie de decálogo de once puntos, los
separan? ¿El "amor" es tan distinto al
"enamoramiento"? ¿El primero es "más serio" y el segundo,
menos importante...? Me suena a la lógica masculinista –no por eso exclusiva de
los hombres- de “la Catedral y las capillitas”. ¿Recuerdan eso, de que la
esposa es la catedral y las amantes las capillitas?... El “amor” ¿merecería un
respeto mayor y mejor que el “enamoramiento”? ¿La pareja con “objetivos, bienes
y proyectos comunes”, como dice el decálogo, es respetable, y la pareja que te
tiene enamorada sin todo eso, no lo es? ¡Uf! Ya me suena a que el
“Amor Libre” y la “Pareja Abierta” y todo eso, se van a la mierda cuando
aparece otra “Catedral”… ¡Entonces no era tan libre, ni tan abierta! –Por eso y
por el dolor y el daño, no lo practico. Y sí, he tenido amantes de
una tradicional manera, que quien quiera puede despreciar, porque tal vez fue
realmente despreciable-.
Y esto otro sí es terrible: ¿El amor es a "largo
plazo" con "objetivos, intereses, gustos y perspectivas” comunes?
Suena al matrimonio de al lado, y a ese aburrimiento de “comprarse la casa
juntos” que no se les quita de la cara… Suena a conveniencias politiqueras, a
que tienes, en vez de un amor, una buena empresa, con una buena secretaria –una
“buena mujer”-, una buena “partner” con quien manejar tus ganancias… (He estado
allí. ¡Y no, señoras, yo no me caso más! Si ya fui matrimoniada y escapé. Que
la diabla, sabe más por vieja que por diabla).
Reflexiono que la ideología, sobre todo en el íntimo, muchas
veces enreda el sentir con el imaginar y considerar. Aparece como un disfraz de
las propias dificultades -en las que me incluyo en primera fila- con los
enamoramientos-amores. En este caso le llaman "amor romántico".
Sí, el amor romántico nos estruja, nos maneja, nos tontea,
nos trata de “locas” también. Como me dijo un día una compa: “Cuando te das
cuenta que tu pareja tiene amante, lo peor de todo es que te traten de loca
cuando le confrontas”…
Dice Zizek*, (que no sé cómo escribirlo en este teclado) que
"las ideas son la relación imaginaria de los individuos con sus
condiciones reales de existencia social"... Yo especificaría con su
existencia cultural, económica, concreta, material y vivencial que, de seguro,
es mucho más profunda y compleja que este "decálogo" que deja
abierto, en mi opinión, puro racionalismo que no supera el vivenciar… Y, pienso
en voz alta, –o en voz escrita- ¿No sería bueno construir una “a-razón”, en vez
de tanta occidental razón kantiana?
Este decálogo, en algunos de sus puntos, me parece más una
relación imaginaria con la vivencia del "amor",
"enamoramiento", "atracción sexual", "amor
romántico", en fin, fenómeno(s) con el o los, que nos cuesta lidiar y
vivenciar... No creo que el decálogo de once puntos, sea un aporte para el
desarme de la heteronorma, en pro de la radicalidad y la autonomía… (La mentada
-por nosotras- autonomía, que dicho sea de paso, es también una relación).
Otra cosa que más que pienso, siento, es la pregunta que una
compañera y yo hicimos en México casi al unísono como asistentes a una
exposición sobre “Amor libre”, “Pareja abierta” o algo así –ya no recuerdo, fue
en 2009, en un Encuentro Feminista- . Nosotras dijimos: ¿Y qué hacemos con el
dolor y el daño? No hablábamos del dolor del duelo de la pareja que terminó
–ese se cierra-, creo que hablábamos del daño de un sostenido
duelo sin fecha de vencimiento, durante la tan “abierta” relación,
cada vez que otros amores circundan al tuyo… Es probable que aparezcan variadas
explicaciones objetivas, psicológicas, antropológicas, en fin. Sin embargo
quisiera que las feministas y las lesbianas feministas habláramos de la
vivencia desde la vivencia.
victoria aldunate morales, escritora, terapeuta, lesbiana
feminista
Este material didáctico circula con el título: "Ojo con el amor romántico" |
* Slavoj Žižek, interesante crítico cultural de Eslovenia (Europa
del Este).
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